¿POR QUÉ ES IMPORTANTE QUE LAS Y LOS NIÑOS COMPRENDAN LA ECONOMÍA? APROXIMACIÓN DESDE LA PSICOLOGÍA

Dra. Rosalía de la Vega Guzmán

Profesora Investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Psicóloga educativa especialista en desarrollo psicológico infantil en temas sobre construcción de conocimiento económico en niñas, niños y adolescentes.

Contacto: rosalia.delavega@umich.mx

Cita recomendada:

De la Vega, G. (2021). ¿Por qué es importante que las niñas y los niños comprendan la economía? Aproximación desde la psicología. Revista de Divulgación Crisis y Retos en la Familia y Pareja, 3(2), 51-55. https://doi.org/10.22402/j.redes.unam.3.2.2021.415.51-55

Resumen

El mundo económico en el que se
desarrollan las y los niños es complejo, sobre todo si se piensa que los
aspectos de la macroeconomía y la microeconomía tienen efectos en las
relaciones sociales y personales. Para que en la infancia se comprenda dicha complejidad,
se requiere de diferentes aspectos que se conjugan, como las habilidades cognitivas,
el contexto social en el que se desarrollan o la información y experiencias que
obtienen. Por lo anterior es importante que se desarrolle un pensamiento
económico claro desde la infancia, y la psicología como ciencia, ha explicado aspectos
del pensamiento económico infantil abordando temas como el dinero, el ahorro,
el consumo y los referidos a la relación entre sociedad y economía, como las
diferencias sociales, el trabajo y la jerarquía ocupacional, datos que pueden
ser utilizados para el diseño de procesos educativos que apoyen a la formación
del ciudadano económico.

Palabras Clave: Pensamiento
económico, habilidades cognitivas, contexto social, infancia

Para comenzar a responder la pregunta
que da título a este artículo, es necesario pensar en el contexto social del que
obtienen información las y los niños para construir su conocimiento sobre la
economía, el cual influirá en las conductas que presentarán más tarde.

Primero, se requiere hablar sobre el panorama
macroeconómico que muestra el Banco Mundial sobre la región de América Latina y
el Caribe a la que pertenece México. Esta institución afirma que México, país
que pertenece a esta región, ha presentado un débil desempeño económico desde
hace varias décadas con bajo crecimiento promedio y progreso limitado en
indicadores sociales como el trabajo (Banco Mundial, 2021), aspecto que tiene
implicaciones directas en los bolsillos de las familia en las que viven las y
los niños; situación que configura escenarios microeconómicos que presentan información
para la conformación de las representaciones sobre la economía.

Y es en estos escenarios macro y
microeconómicos en donde se insertan las y los niños prácticamente desde antes
de nacer, por ejemplo, cuando los padres o cuidadores, utilizan una parte de su
tiempo en organizar las compras que se requieren para que un bebé llegue a este
mundo (ropa, cuna, pañales, artículos de higiene, juguetes, etcétera). Posteriormente,
cuando nacen van integrándose a la sociedad de consumo con las experiencias
tempranas a las que son expuestos de manera prácticamente involuntaria; piénsese
en la imagen de la madre que lleva a su hijo en brazos a la tienda de la esquina
porque el pequeño aún no puede caminar.

Es así que, conforme van creciendo las y
los niños echan mano de las habilidades cognitivas con las que nacen (atención,
percepción, memoria y pensamiento, etc.) para interpretar diferentes
situaciones, por ejemplo las que ocurren en los centros comerciales, o cuando
se suben al transporte público (en donde se paga por el servicio), o cuando miran
la TV (o los programas de entretenimiento ahora en internet) en donde la
publicidad les bombardea con información sobre objetos de consumo; o al
escuchar diálogos con temas sobre la toma de decisiones económicas en sus casas,
o sobre las problemáticas laborales que pueden sufrir sus familiares, entre
otras situaciones.

Pero la inserción al mundo económico no
siempre les es explicada (como muchas cosas en la vida), y de cualquier manera las
y los niños van interpretando la realidad económica (Diez-Martínez, 2009). Por
ejemplo, la mayoría de los padres y madres de familia cuando crían a su
descendencia no se detienen a explicarles por qué, y a veces, pueden acceder a
sus solicitudes de consumo y en otras ocasiones no; por qué dicen que no tienen
dinero y al mismo tiempo observan cómo sacan efectivo del cajero para otros
gastos, como por ejemplo, pagar al policía que los detiene porque se pasaron la
luz “roja” del semáforo.

Lo anterior muestra la ambigüedad de las
situaciones donde lo económico tiene lugar, y lo complejo que puede ser su comprensión,
por lo tanto es importante estudiar cómo se constituye la realidad económica en
el pensamiento desde edades tempranas, y la psicología del desarrollo, como
ciencia que estudia la conformación del conocimiento y sus implicaciones en la
conducta, ha contribuido a explicar el desarrollo del pensamiento económico
infantil preguntándose cómo y cuándo las y los niños van comprendiendo la sociedad
económica.

En este punto es necesario mencionar que
es larga la lista de estudios que se han desarrollado desde finales del siglo
XIX para entender el pensamiento económico infantil, y aunque el espacio aquí
es corto para describir los estudios hechos al respecto, se mencionarán algunos
que han aportado aspectos útiles para entender aspectos como lacomprensión del dinero, del consumo,
del ahorro y los temas que presentan la relación sociedad y economía.

La investigación sobre el pensamiento
económico infantil.

Fue
a principios del siglo pasado que se comenzó a comprender que en la etapa
infantil se gestan los significados económicos como los referidos a los de
procesos de compra-venta y la fabricación de mercancías, el papel de los
intermediarios, el pago de los empleados, la comprensión sobre la circulación y
generación del dinero y su relación con el mundo laboral, así como las
implicaciones psicológicas que conllevan la toma de decisiones económica, como
la de guardar, gastar y planear sus recursos económicos, cuando se les da a niñas
y niños una cantidad fija y de forma regular como el “domingo[1]” (Delval,
2013).

Otro tema importante es el del consumo en
la infancia, donde los resultados de las investigaciones han revelado los
procesos de maduración del niño como consumidor y la importancia que tienen los
agentes que influyen sobre el proceso de formación de los consumidores, por lo
tanto se puede decir que los seres humanos a partir de los 8 años
aproximadamente, asignan valor social a los productos de consumo, considerándoles
consumidores activos a esa edad (Bree, 1995).

Respecto al tema del ahorro los
resultados de investigación prueban que alrededor de los 9 años las niñas y
niños tienen más disposición para ahorrar porque tienen el propósito de
comprarse artículos importantes para ellas y ellos, y a medida que van
creciendo presentan mayor inclinación por ahorrar y desarrollan conductas más sistemáticas
y medios diferentes para hacerlo (Marshall y Magruder, 1960; Will Monroe, 1988;
1989, como se cita en Delval, 2013).

Es necesario decir que en el caso de
temas como el ahorro y consumo, son de interés principalmente por políticas
públicas, como la Inclusión Financiera (IF), la cual es definida como “el
acceso y uso de serviciosfinancieros
formales bajo una regulación apropiada que garantice esquemas de protección al
consumidor” (Consejo Nacional de Inclusión Financiera, 2016; pp. 4), y que
pretende “incluir” a toda la población en el uso de servicios que ofrecen las
instituciones financieras fomentando conductas asociadas al ahorro (en cuentas
bancarias) y al consumo a través de mecanismos como el crédito.

Pero el mundo económico no se reduce a la
construcción de conocimientos que sirven para el uso de servició financieros; los
resultados de las investigaciones también proporcionan aspectos interesantes sobre
la forma en que las y los niños comprenden la relación entre sociedad y
economía, por ejemplo, se puede decir que comprenden desde muy temprana edad aspectos
como las diferencias sociales (Delval, 2013), las ideas y juicios sobre las
desigualdades de la distribución de la riqueza, ayudándose de los aspectos concretos
que presenta la gente rica y pobre, ideas que van cambiando conforme van creciendo
y se transforman a partir de sus experiencias en contextos económicos específicos
(Costa y Bessa, 2019).

Otro aspecto que muestra la relación
entre sociedad y economía de manera clara es la jerarquía ocupacional a través
de la figura del “jefe” en el trabajo, ya que no todas las personas tienen ese
tipo de puesto, el cual está asociado a la relación trabajo- pago y que
comprenden desde los 6 años de edad (Berti y Bombi, 1988).

Sobre el tema del trabajo, las y los
niños mexicanos tienen más información sobre los puestos laborales de otras
personas que el de sus padres o madres (Diez Martínez, Guerra y Sánchez, 1998) y
esto se asocia con lo que conocen sobre las ocupaciones a través de medios de
comunicación como la televisión (Diez-Martínez, Miramontes y Sánchez, 2000). Las
ideas sobre el mundo del trabajo están totalmente relacionadas con las
aspiraciones ocupacionales que surgen en la infancia (Ochoa y Diez-Martínez, 2009)
y que pueden ser abordadas en las escuelas apoyando el proceso de formación educativa.

Es así que se da cuenta de manera
general de algunos aspectos que constituyen al pensamiento económico infantil, y
para autoras como Diez-Martínez (2009) es necesario incluir a este concepto el
prefijo que haga alusión a los aspectos sociales en los que se gesta este tipo
de pensamiento, y por ello prefiere llamarlo pensamiento socioeconómico por originarse con base en experiencias sociales que
permiten entender cuestiones económicas y el uso de éstas en su sociedad.

Finalmente es necesario decir que algunos
investigadores, como Delval (2013) afirman que las experiencias económicas pueden
ser ambiguas para la lógica infantil (como el argumento “no tengo dinero y saco
efectivo del cajero”), y esta ambigüedad puede ir constituyendo a un sujeto
económico incapaz de vivir, comprender y reflexionar las situaciones socioeconómicas
por las que pasa, y menos si n su infancia sus madres y padres no se preocuparon
por cuestionarse si ese hijo o hija tendrá la habilidad y competencia futura
para desarrollarse y contribuir a su mundo económico como agente social de
cambio; por ejemplo, siendo un consumidor responsable, distinguiendo productos
con los mejores beneficios monetarios, sociales y ambientarles; resistiendo
épocas comerciales (como la navidad y el “Buen fin”) para evitar endeudamiento que
se no se puede manejar, y que las consecuencias pueden afectar sus relaciones
personales; o comprendiendo (y tal vez rechazando) las razones por las cuales
diferentes ocupaciones tienen diferentes salarios basados, no en su esfuerzo físico,
sino en su capacitación.

Reflexiones finales

Entonces
¿Por qué es importante que las niñas y los niños piensen en economía?

Porque el mundo económico en el que
viven es complejo y es a este mundo al que, tarde o temprano, se tendrán que incluir
como ciudadanas y ciudadanos, con sus conocimientos y conductas aprendidas en
la infancia, elementos que han sido explicados con resultados de investigación,
como los que los que se puntualizaron anteriormente, y que pueden ser útiles al
momento de diseñar procesos educativos, como la alfabetización socioeconómica, y
de esta manera contribuir en la formación del ciudadano económico, no sólo para
atender a los aspectos que conllevan las políticas públicas como la Inclusión Financiera,
sino para fomentar un conocimiento sobre la economía más reflexivo que permita
al sujeto económico resistir a fenómenos como las formas en que el mercado
actual pretende, a través del marketing, perpetuar prácticas de consumismo que
afectan tanto aspectos ambientales, por la producción de desechos que producen
objetos de consumo desechables, como afectaciones en aspectos personales como
los que resultan del endeudamiento sin control, hasta la configuración de
representaciones de pobreza que son difíciles de cambiar y que posiblemente
mantienen la aceptación de las desigualdades económicas.

Por lo tanto es necesario apostar por
una formación económica temprana en donde las y los niños cuestionen con sus
lógicas infantiles, aquello que parece ilógico y poder cambiar a esta sociedad
económica con objetivos más comunitarios como el bienestar social.

Referencias

Banco Mundial (2021). América Latina y el Caribe: panorama
general. Recuperado de https://www.bancomundial.org/es/region/lac/overview

Berti, A.E., & Bombi, A.S. (1988). The
child’s construction of economics
.
Cambridge:
Cambridge University Press.

Bree, J. (1995). Los
niños, el consumo y el marketing
. Barcelona: Paidós.

Consejo Nacional de Inclusión Financiera (junio 2016). Política
Nacional de Inclusión Financiera. Recuperado de https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/190321/PNIF.pdf

Costa, J. S., y Bessa, S. (2019). O que pensam crianças do
ensino fundamental sobre pobreza e desigualdade social. Brazilian Journal of Development, 5(5), 3482-3500. doi.org/10.34117/bjdv5n5-1509

Delval, J. (2013). El
descubrimiento del mundo económico por niños y adolescentes
. Madrid: Morata.

Diez-Martínez, E. (2009). La Alfabetización Socioeconómica
y Financiera y la Educación para el Consumo Sostenible en México: algunas
Reflexiones desde la Psicología y la Educación. CPU-e, Revista de Investigación Educativa (8), 1-15. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/2831/283121717005.pdf

Diez-Martínez, E.; Guerra, E.; Sánchez, M. (1999).
Concepciones de los niños mexicanos sobre el trabajo de sus padres y el de
otras personas: los mecanismos de obtención de empleo y las fuentes de
remuneración del mismo. Revista Latina de
Pensamiento y Lenguaje, 7
(2), 31-52.

Diez-Martínez, E., Miramontes, S., y Sánchez, M. (2000).
Las ocupaciones como elementos de la «alfabetización económica» y su
reconocimiento a través de la televisión: estudio evolutivo con niños y
adolescentes. Comunicación y Sociedad,
(37), 129.Recuperado de https://link.gale.com/apps/doc/A128671386/IFME?u=anon~a1f4644e&sid=googleScholar&xid=4b32938a

Ochoa Cervantes, Azucena, y Diez-Martínez, Evelyn. (2009).
Las aspiraciones ocupacionales en el bachillerato: Una mirada desde la
Psicología Educativa. Perfiles
educativos, 31
(125), 38-61. Recuperado de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-26982009000300004&lng=es&tlng=es.


[1] Se entiende al “domingo” como la cantidad de dinero que se le da a niñas y niños por semana, generalmente los días domingo.

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