¿LA TRIANGULACIÓN, INTENTO FALLIDO DE RESOLVER UN CONFLICTO?

Dra. Juana Bengoa González

Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Estudios Superiores Zaragoza

Contacto: bgj@comunidad.unam.mx


Cita recomendada:

Rosales, R. (2019). ¿De qué temas sexuales hablan y cómo negocian el uso del condón hombres que tienen sexo con hombres? Revista de Divulgación Crisis y Retos en la Familia y Pareja, 1 (2), 6-10. https://doi.org/10.22402/j.redes.unam.1.2.2019.235.16-20


Resumen

La triangulación de un miembro de la familia es un tema muy presente. Se caracteriza por ubicar a uno de los hijos en medio de los problemas de la pareja o de otros adultos como un abuelo(a), con su hija(o) y en medio, el nieto-hijo. Los dilemas presentes en estos conflictos adquieren matices que dañan las relaciones y a los individuos, generando conductas antisociales, lealtades inadecuadas, violencia, entre otros. Se extiendan a otros contextos y afectan el desarrollo socioafectivo del menor. Estar atentos a las consecuencias de los problemas conyugales o trigeneracionales permite dejar a un lado a los menores y centrarse en su educación y cuidado, al mismo tiempo que la pareja o los adultos involucrados quedan de frente para resolver sus problemas.

Palabras clave: Conflicto conyugal, conflicto trigeneracional, matices de la triangulación


Justificación

La literatura sobre el tema revela que la triangulación de un hijo puede deberse a los problemas de los padres y a jerarquías inadecuadas entre una y otra generación (conflictos trigeneracionales). Estas luchas pueden hipotecar la salud mental de los vástagos, que son llevados a convertirse en aliados de alguno de los padres o de los abuelos, pagando con ello un fuerte tributo en forma de conflicto de lealtades, (Linares, 2006), con serias consecuencias para su desarrollo.

Comprender y resolver estas dinámicas relacionales puede frenar el desarrollo de problemas mayores, dado que regularmente los adultos involucrados sufren una especie de ceguera o incapacidad emocional ya que, ante la situación que padecen sólo pueden mirar o sentir el conflicto entre ellos y no los efectos en los otros.

Regularmente las parejas inmaduras triangulan a sus hijos buscando su “protección” o “complicidad” y entre más deteriorada está la identidad de los cónyuges más destructivos y complejos son los juegos interaccionales en los que se involucran junto con el hijo triangulado. La participación de un tercero fomenta ejercicios de poder donde un adulto quiere ganarle al otro, este puede ser el caso de un divorcio mal llevado, (Wang y Crane 2001, cit en: Pinto, 2013)

Otro aspecto no menos preocupante de la triangulación es que puede perpetuar la violencia presente, en ocasiones, en los conflictos entre los adultos, donde niños y adolescentes son el punto de deshago de las tensiones no resueltas de los mismos (Linares, 2000). Lo anterior es razón suficiente para comprender y atender estos problemas.

Matices de la triangulación.

Una definición puntual sobre este tema indica que, “la triangulación se refiere a la expansión de una relación diádica, agobiada de conflicto, con el fin de incluir a un tercero, (hijo, terapeuta, etc.), lo cual da por resultado el “encubrimiento” o la “desactivación” del conflicto” (Simon, Stierlin y Wynne, 1988. P. 428). Este dilema adquiere diversos matices por ejemplo:

a) Un hijo presenta un síntoma que desvía la atención del conflicto que existe entre sus padres o con algún abuelo. El “perdedor” (alguno de los padres) de un conflicto se colude con un hijo de manera abierta o encubierta, para con ello equilibrar la relación conyugal, (Haley, 1998).

b) Alguno de los padres coloca al hijo en una posición de apoyarlo ganándose su simpatía, estableciendo una triada rígida que lo pone en un conflicto de lealtades, (Minuchin, 1974).

c) En otros casos “la abuela se hace cargo de su nieto porque la madre es “irresponsable”. Se une al nieto contra la madre en una coalición transgeneracional” La madre se retira, el niño se porta mal o presenta algún síntoma, la abuela protesta aduciendo que no es su deber cuidar al niño, la madre regresa a cuidar a su hijo y el ciclo se repite indefinidamente. Con el riesgo de que el niño quede a la deriva, (Haley, 1990). 

d) Los adultos involucrados, frecuentemente no miran que sus problemas afectan la personalidad e identidad del niño- adolescente, (Linares, 2015), que puede quedar sin guía, sin la firmeza de la educación que le debe el o los adultos a su cargo.   Como se puede apreciar, la triangulación es un vínculo relacional que se establece en la familia, en cuyo caso cada participante explica la interacción sin incluirse en ella, poniendo a un tercero en una posición delicada, rígida y en ocasiones sintomática.

La dinámica de la triangulación puede iniciar cuando una pareja joven decide hacer una vida juntos, y no cuentan con los recursos económicos y emocionales, alguno de los dos o los dos mantienen un compromiso de lealtad con su familia de origen, lo que les impide hacerse independientes afectiva y económicamente y con ello evolucionar de forma adecuada en su nuevo proyecto familiar. Así lo ejemplifican las siguientes viñetas:

Madre: Me case muy chica, de 17 años y nos fuimos a vivir con mi mamá, ella cuidaba a mi hijo y el niño se volvió muy grosero. Ahora se aloca mucho y no pone atención aunque yo le diga, ni en la escuela ni en la casa y nada más es estarlo regañando porque no me hace ni caso… cuando yo le estoy hablando exalta su voz, nada más empieza a gritar así como loquito y a decirme un montón de groserías y le pega a su hermanita.

La madre expresa su preocupación por el comportamiento de su hijo y lo lleva a terapia, porque el chico ha sido suspendido de la escuela por agredir a sus compañeros y desobedecer a la maestra.

Madre: Pues casi no convivimos ya que siempre se la pasa con su abuelita; como acabamos de llegar de provincia, no tenemos nada en la casa y no le gusta quedarse ahí, como dormimos en el suelo, se queda con mi suegra y, pasa más tiempo con ellos. Y ahí no lo quieren, pero no quiere estar con nosotros.

La familia de mi esposo no me quiere, le dicen al niño tu mamá está loca, es descuidada. Mi esposo tiene mamitis. Cuando llega del trabajo se va con su mamá.

Se podría decir que mi suegra está muy apegada a él, cuando yo me vine con él todo cambió, ella sintió que ya no le iba a dar lo que le daba de dinero, como él es el que siempre la ha apoyado, a lo mejor ese fue su coraje.

Los padres llegan a ejercer su oficio de crianza en el presente permeado por su propia historia y aprendizaje, ejemplo de ello es el caso anterior cuyo padre sostiene un compromiso de proteger a su propia madre, desviando la atención que le debe a la familia que está formando. Preguntarse ¿De qué manera llegué a ser así? Implica que el pasado influye en la forma en que ejerzo mi paternidad, y también encierra la posibilidad de cambiar, (Minuchin 2011).

El conflicto conyugal debe ser iluminado de tal forma que los problemas o síntomas que presenta el niño o el adolescente se enfoquen hacia esa dinámica familiar y desde ahí los padres muestren interés en modificar sus interacciones, teniendo en cuenta las consecuencias fatales para su vástago y para todo el núcleo familiar. A continuación se mencionan las más relevantes.

 Posibles consecuencias de la triangulación.

  • Desobediencia. Cuando el niño se encuentra en el vértice de un triángulo, el resultado entre otras cosas, es “la desobediencia” ya que los padres no se ponen de acuerdo en su educación (reglas, valores, disciplina, etc.) por lo tanto el niño hace lo que mejor le conviene.
  • Conducta antisocial. Un niño sin límites y sin orientación paterna firme y amorosa, puede presentar un comportamiento antisocial que trasciende de la convivencia familiar a la escolar, donde ya no puede permanecer por su conducta violenta y desafiante. Con alguna frecuencia alguno de los padres se desesperan y maltratan a su hijo ante su conducta desafiante y violenta, conduciéndolo a la rebeldía y al desafío.
  • Identidad y arraigo. Algunas veces los problemas de la diada pueden causar un grave desgarro de la personalidad de los hijos afectando directamente su identidad y arraigo a la familia dado el conflicto de lealtades que padece, (Linares 2015).
  • Conflicto de lealtades. En este punto el niño se haya en un conflicto de lealtades ¿A quién tiene que escuchar, al padre, a la madre, a la abuela? ¿A quién tiene que obedecer? Si le hace caso a uno automáticamente está en contra de lo que le dice el otro, y él necesita a ambos.

Mientras que los padres pueden incluso abandonar sus responsabilidades parentales ante el enojo de no “ganarse al niño” y/o pueden violentar física y emocionalmente al hijo triangulado.

En su estudio acerca de las actitudes trianguladoras y la psicopatología infanto- juvenil, Serrano, Galán y Vallejo, (2009), concluyen que existe una relación entre las actitudes trianguladoras que poseen los padres y los síntomas psicopatológicos infanto-juveniles, concretamente, los relacionados con problemas sociales y el aislamiento depresivo.

En efecto, a medida que el niño entra a formar parte en los juegos relacionales disfuncionales de la pareja va a presentar también mayor sufrimiento, expresándolo sobre todo a través de síntomas internalizados,

En este punto, el futuro de un niño sin límites, suspendido por la escuela, viviendo en un ambiente de violencia, es poco prometedor, al mismo tiempo de que se elevan las probabilidades de incrementar sus conductas antisociales.

Como conclusión:

Analizar los multiproblemáticos escenarios de las familias y parejas jóvenes, que requieren de un tercero sintomático, es importante, porque se ha estudiado que la triangulación no resuelve los problemas de la pareja, por el contrario, los incrementa; sólo los desvía temporalmente y provoca un deterioro mayor en las interacciones familiares. Como lo plantea Minuchin, Nichols y Wai-Yung (2011), en general los problemas de los niños y adolescentes triangulados, indican que los padres no trabajan en equipo, y en este sentido sus conductas pueden activar reacciones que desestabilizan a cualquiera y colocan a la familia en una especie de volcán a punto de estallar.

Algunas ideas que pueden ser útiles ante estos problemas, son:

Estar atentos a las reacciones de los hijos ante los problemas de la pareja o de esta con la familia de origen porque es posible que sin darse cuenta, en medio de la batalla, esté algún hijo sirviendo de “soporte”.

  • En tal caso liberar al hijo de dar apoyo a los padres.
  • En caso necesario los padres deben buscar ayuda externa (terapia, consejería) para que encuentren la manera de sacar al menor del triángulo, y explorar la forma de resolver sus conflictos conyugales o transgeneracionales.
  • Frenar las interacciones generadoras de violencia física o psicológica, ya que pueden ser repetidas a futuro, por el hijo triangulado.

Restaurar lo más pronto posible el rol parental abriendo la posibilidad de ser un equipo, que ayude a su hijo a salir de los problemas o síntomas que tiene.


Referencias

Haley, J. (1998). Hacia una teoría de los sistemas patológicos. En G. Zuk e I. Boszormenyi (Comp.). Terapia familiar y familias en conflicto. México: Fondo de Cultura Económica.

Linares, J. L. (2000).Tras la honorable fachada. España: Paidós.

Linares, J. L. (2006). Las formas del abuso. La violencia física y psíquica en la familia y fuera de ella. México: Paidós.

Linares, J. L. (2012). Terapia familiar ultramoderna. La inteligencia terapéutica, España: Herder.

Linares, J. L. (2015). Prácticas alienadoras familiares. España: Gedisa.

Minuchin, S. (1974). Familias y terapia familiar. España: Gedisa.

Minuchin, S., P. Nichols, L. Wai-Yung. (2011). Evaluación de familias y parejas. Del síntoma al sistema. México: Paidós.

Pinto, B. (2013). Parejas en colusión. En F. García. (Comp.). Terapia sistémica breve. Santiago de Chile: Ril.

Serrano, J., A. Galán, y S. R. Vallejo, (2009). Actitudes trianguladoras familiares y Psicopatología infanto-juvenil. INFAD Revista de Psicología, International Journal of Developmental and Educational Psychology, 25 (1), 473-482.

Simon, F. H., Stierlin y L. Wynne. (1988). Vocabulario de la terapia familiar. Argentina: Gedisa.


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